domingo, 18 de diciembre de 2011

DECIDIRÉ


Decidiré
Este es el momento
Vendré a golpear tu puerta.
Vivirás
Una ciudad de noctilucas
En mi vientre
Espera ser habitada
Edifícame un cielo menos coherente
Soy tu ángel caído
Nadie sabrá lo que somos
Unas mórbidas gárgolas
Pendiendo de su alto lecho
Apareándose
La simbiosis del amor por el amor
Liberará nuestras almas
Decidiré
Con mi vocación espléndida
Inventar primaveras en tu boca,
Deletrear penumbras en tu pecho,
Enredar en mi juventud tu necesidad de existir,
Anudar mis dedos con los tuyos,
Brincar como potra complacida.
Nadie sabrá qué hago en tus brazos
Preludiar la caída del estío
Calladamente ofrendarte mi jardín de esplendor.
Escucharás
Alguien llama a tu puerta…
¿Tú?

BLEU


Somos el destello azul de las cosas.

El tizne cerúleo de las tardes
Que impregnamos en silencio.

Sobre la piel del misterio
Retozamos enarenados de cielo,
Con las persianas del cuarto cerradas
Y la ropa por los aires.

Nuestra devoción es sublime.

Damos la vuelta al mundo
En ochenta caricias.

En un latido nuestros cuerpos
Quedan sitiados en la aurora
Y mayo crepusculándose.

El amor nos reinventa cada tarde
Una nueva tonalidad para las ocasiones:

Más opaco que tus ojos garzos,
Más profundo que el matiz de nomeolvides
Y más denso que el añil de los mares.

Poseemos la virtud de los mártires
Que mueren en el cumplimiento del deber.

Pero con un beso nacemos de nuevo
Del limo de la tormenta, purificados.

Así es como sucede en cada cita.

Encontrarnos en el lugar de siempre,
A la hora acordada
Y recitando nuestra consigna
Para iniciarnos en el acto:
Aprenderse poemas de memoria
Relaja los músculos del corazón
Y cada encuentro dibujarlos
Con lapislázuli de recuerdo
Es un antídoto contra el olvido.

LA ROSA

Prohibido pronunciar el nombre
de la rosa que ama.
Por ella los hombres mueren
en el campo de batalla.
No se impida la huelga
de los enamorados
por la miga de su destino.
La rosa de los mendigos
de añoranzas
brotó su último recurso
de sentimiento.
Se prohibe sembrar una rosa
en los territorios del alma.
Ahora, el corazón es una propiedad
sin dueño.

RETORNO

Quiero enamorarme de la luna
con un silencio poco fiable.
El cielo es papel pergamino 
para mis tristezas.
Los luceros dibujan una brújula
para mi corazón desorientado.
La lluvia es tipología
de renovación y agradecimiento.
Estoy enamorada de la luna
con las puntas rotas.
Que huye de un suspiro.
Calca el amor en una lágrima.
Los secretos son titulares de prensa.
Y yo, una ráfaga de viento 
que regresa a su morada.

EPITAFIO DEL OLVIDO

Yace bajo la sombra
de la noche
una lombriz cicatera
escarbando las raíces
del misterio,
dibujando la letra inconclusa
que nos nombra
en el epitafio del olvido.

Un cofre de palabras que conjura
la inscripción del sueño.

Las areniscas del tiempo
ocultan los sollozos
                          de la ausencia.

sábado, 10 de septiembre de 2011

INVASION

Ese sigilo de gata montuna
Me revela sus pisadas
En la oscuridad de mi alma.

Me hipnotiza su bordado estelar
De luz.

Me asombra su facilidad
Para guardar mis secretos.

Me habita en su morada.
País gobernado por cielos tenebrosos.

Me observa Selene en su cenit
De azahares.

En un devaneo de miradas,
Presencia con su ojo clínico
La primera tartamudez
Del tiempo.

NINFA

Estás…
La sombra de ti
Reinvéntate
La hora nocturnal te acerca
El tiempo al igual que el mar
Frente a ti se endereza

No puedes negar
A la surtidora de besos
De la avenida primera.
Fija tu mirada
No hay estrella ni presagios
Ni deseos que pedir.
El firmamento no es cubiletero
De promesas.
Anhelas la eternidad
Sin embargo, cubres el arriendo
De tu morada
Abarcándola todas las noches.

Puedes tener a cualquiera
En tu regazo,
Pero a ése, al que quieres
Asir la eternidad
Toda la vida entera
No adorna la soledad de tu lecho.

Anotas citas,
Deudas por pagar,
Lágrimas de infortunio
En tu agenda cada mañana.

En tu piel
No hay reservas de sumario
Ni escarnios públicos
Solo reseña de heridas imborrables,
Instantes de placer que perduran.

No puedes negar
A la surtidora de ocasiones
De la avenida primera.
La del espejo te redime
Virginal y tranquila que sabe esperar
El sentimiento fugado.

Aquellos,
Peregrinos y lujuriosos,
Te enseñan
Una o dos horas de pasión,
Unos cuantos pesos por noche,
El cielo para un lucero como tú,
No para los sueños de una enamorada.

El tiempo al igual que el mar
Frente a ti se endereza
No eres lucero ni surtidora,
Eres un sueño por cumplir.

Tu derecho es irrefutable.

Enamórate
El cielo te da las alas 
para que busques tu propio viento.

Anota el amor
En las páginas siguientes
De tu agenda cada día.

No dirimas el férreo propósito
De encontrar la horma de tu corazón.

Divisa el horizonte
En tus ojos umbríos
De tanto rímel.

Divísalo.
La certeza reverdece
en despoblado.

Apúrate
Se hace tarde
Un cliente aguarda en su auto
Ansioso por asir la eternidad
En tus brazos.

miércoles, 26 de enero de 2011

ESBOZO

mejor dicho el abismo de la noche
No es como otros abismos
Tiene fondo.
Mario Benedetti

Un cáliz de penumbras que rebosa
En lo sublime de mi carne.

Profuso para los olvidos y el susurro arbóreo.

El silencio se rompe y sus pedazos
Caen por su propio peso.

La noche, ese foso de misterios
Circulantes, me dibuja
Una ciudad de falenas
En el corazón de la duda,
Un otoño de colores secos
En el iris de mis tristezas.

Sin piedad forja con hierro fundido
La rúbrica de la luna azul, obscura
En el cariz de mi poesía.

GENESIS DE LA NOCHE

Un día vio Dios
Que el hombre no encontraba
Su reflejo en la oscuridad.

Preocupado, meditó por largo rato
El extravío de su creación en tinieblas.

Colocó entonces la luna
En lo alto del mundo
Donde pudiese encontrarse a sí mismo
Y no la sombra de su perfección.

Y vio Dios que era bueno el deseo
Del hombre reflejarse siempre
En el espejo de nácar
Para ubicar su destino en la tierra.

Y hubo así
Estaciones del alma,
Márgenes de error,
Enigmas por resolver.

Así comienza la noche
Y el hombre cae bajo un cúmulo
De sueño.